Entrenamiento de fuerza basado en pruebas

  1. Introducción

Desde hace unos años se ha popularizado cada vez más la utilización de la evidencia científica como base para fundamentar la creación de programas de entrenamiento y ejercicio físico.

Por este motivo, en este artículo vamos a explicarte en qué consiste el entrenamiento basado en la evidencia o en pruebas.

  • Entrenamiento basado en pruebas

Apoyándonos en la definición de Medicina basada en la evidencia, podríamos definir el entrenamiento basado en pruebas como aquel en el que se emplea de forma consciente, explícita y juiciosa la mejor evidencia científica (pruebas) disponible para así tomar decisiones informadas1.

El término «pruebas” sería más adecuado que «evidencia» debido a que en castellano esta palabra (traducida del término inglés «Evidence» que indica una prueba/hecho) implica una «certeza clara, manifiesta y tan perceptible que nadie puede racionalmente dudar de ella«2.

No obstante, el término «basado en pruebas» no se ha generalizado y se sigue empleando «basado en la evidencia«.

De esta forma, el entrenamiento basado en pruebas (EBP) no se limita a la interpretación de la evidencia científica. Sino que debe de integrar además nuestra experiencia, las preferencias del entrenado, su estado actual y limitaciones de tipo organizativo (tiempo, materiales, etc.).

El empleo de la mejor evidencia científica disponible, para complementar a nuestra experiencia y preferencias/estado/limitaciones de nuestros entrenados, nos ayuda a tomar decisiones informadas con un mayor rigor y menos vulnerables a sesgos.

Lilia en sentadilla

Debemos tener en cuenta que el nivel de evidencia (pruebas) dependerá de la calidad del diseño y que a su vez no existe ningún diseño perfecto pues todos cuentan con limitaciones.

¿Cómo puede implementar entonces la PBP un entrenador/a?, mediante 5 pasos3–5:

1. Plantear una pregunta específica: Planteamos una pregunta de primera línea referida a un aspecto concreto del entrenamiento. A medida que avance nuestra experiencia, nuestras preguntas serán cada vez más específicas. Para formularla adecuadamente, podemos emplear el acrónimo PICOT; P (Persona/Población), I (Intervención a evaluar), C (Intervención con la que comparar), O (Outcome-Resultado de la comparación) y T (Cuánto tiempo dura la intervención)

2. Estrategia de búsqueda: Una vez formulada la pregunta, identificamos cuáles son las palabras claves de la misma, el tipo de pregunta y el diseño de investigación que más se ajusta a nuestro tipo de pregunta. Empleando las palabras claves realizaremos una búsqueda en bases de datos teniendo en cuenta la jerarquía de evidencias (metanálisis, revisiones sistemáticas, ECAs, Cohortes…).

3. Lectura crítica: Cuando leamos un artículo debemos tener en cuenta que el diseño puede incurrir en errores sistemáticos o sesgos que comprometan la validez interna, o que por su muestreo la validez externa sea reducida. Es recomendable emplear listas de comprobación para lectura crítica del tipo de diseño que estemos leyendo (p.ej. escala JADAD para los ECAs).

4. Incorporación a la práctica: Al aplicar lo aprendido a la práctica, debemos tener en cuenta preferencias/valores, estado físico/psicológico y organización/materiales de nuestros entrenados. En este apartado cobra especial importancia la experiencia, que nos permite discernir entre una mayor o menor aplicabilidad de las pruebas a nuestro contexto.

5. Autoevaluación y actualización: Una vez realizada nuestra búsqueda e implementación de las pruebas encontradas a nuestra práctica profesional, nos preguntaremos qué aspectos de los pasos anteriores podemos optimizar/mejorar. Además, es necesario que nos mantengamos actualizados respecto a la pregunta inicialmente formulada, pues podrían surgir pruebas que influyan en nuestra intervención (Paso 4) o que nos sugieran otras preguntas específicas (Paso 1).

  • Conclusión

El entrenamiento de fuerza basado en pruebas se apoya no solamente en la evidencia científica, sino en la experiencia, preferencias y limitaciones organizativas.

Por lo que el uso de la ciencia como apoyo no debe verse como excluyente de la experiencia o de forma aislada al contexto en el que se aplica el programa de entrenamiento o ejercicio físico.

La ciencia sugiere y el profesional decide6.

REFERENCIAS

1.        Sackett DL, Rosenberg WMC, Gray JAM, Haynes RB, Richardson WS. Evidence based medicine: what it is and what it isn{\textquoteright}t. BMJ [Internet]. 1996;312(7023):71–2. Available from: https://www.bmj.com/content/312/7023/71

2.        VVAA. Atención sanitaria basada en la evidencia: su aplicación a la práctica clínica. Murcia: Consejería Sanidad; 2007.

3.        English KL, Amonette WE, Graham M, Spiering BA. What is “Evidence-Based” Strength and Conditioning? Strength Cond J [Internet]. 2012 Jun [cited 2019 Dec 16];34(3):19–24. Available from: https://insights.ovid.com/crossref?an=00126548-201206000-00002

4.        VVAA. Club de lectura crítica del hospital psiquiátrico Román Alberca: Una experiencia práctica. Murcia: Hospital Psiquiátrico Román Alberca; 2019.

5.        Thomas JR, Nelson JK, Silverman SJ. Research Methods in Physical Activity. 7o. Leeds: Human Kinetics; 2015.

6.        Kiely J. Essay: A New Understanding of Stress and the Implications for Our Cultural Training Paradigm. New Stud Athl. 2016;34:69–74.

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